PULSAR AQUÍ para ver JAPON RADIOACTIVO

AQUÍ para TERRAGRAMAS




miércoles, 28 de septiembre de 2011

La Argentina, ¿bajo peligro nuclear?

21 / 03 / 2011

UN ANÁLISIS NECESARIO

por Jose Terenzio - Periódico Tribuna

La Argentina, ¿está bajo peligro nuclear?
 
Cuando José Atucha, gran terrateniente porteño, compró los campos donde hoy se levanta el pueblo de Lima, localidad del Partido de Zárate —a uno de los hijos de Cornelio Saavedra—, no existía la energía atómica. O sí, lo que no existía era el peligroso conocimiento humano de romper el átomo de metales pesados tratados, como el uranio, o el cesio, y de esta manera, crear calor, y como consecuencia, energía. Si sabía Atucha de la importancia de los ríos y la navegabilidad de las aguas, al punto que su mansión en Belgrano contaba con una pileta de natación. Lujos de una Argentina de las familias más acomodadas. En Lima, pueblo que se bautizó así en honor a la segunda esposa de José Atucha, Justa Lima, tampoco sabía nada de energía, o átomos, pero sí de la espléndida vista al río Paraná, con que contaba la mansión que mandaron a construir los esposos.
 
La localidad de Lima cuenta con 9.000 habitantes, está muy cerca de Zárate, y también de Campana, sobre el río Paraná, el que desemboca en el Río de la Plata, sobre el cual se recuesta la Ciudad de Buenos Aires, núcleo de casi el 50% de los habitantes.
 
Los militares argentinos, y no menos civiles, siempre han sentido una fascinación por todo lo relacionado al poder atómico, y siempre fue un orgullo nacional aclarar, sobre el punto, que nuestro país se encontraba “relativamente avanzado” en el estudio y uso práctico de la energía nuclear.
 
Los riesgos, y los accidentes
 
Los recientes hechos del Japón, en la central de Fukushima, han reactivado la discusión sobre la conveniencia o inconveniencia de la utilización de la energía nuclear con usos pacíficos y, en especial, para la generación eléctrica. El pronto avance argentino en la materia, sumado a los constantes cambios de política, han generado además de ciencia, atraso en la aplicación de medidas de seguridad, obsolescencia de equipos, sistemas, materiales, al parecer por informes que no han logrado trascender, y porque muchos de los científicos capacitados para exponer del tema son a la vez empleados por la CNEA, por lo cual la información aparece a cuenta gotas, lo cual genera mayores incertidumbres al respecto.
 El país cuenta con la Central de Atucha “I” —en realidad, es Atucha única— y está en desarrollo desde hace demasiado tiempo “Atucha II”. La otra central es la de “Embalse” en la Provincia de Córdoba, junto a un lago embalsado. También se hicieron desarrollos en la estación Constituyentes y en el municipio de La Matanza, donde en 1983 hubo un accidente que provocó heridos y muertos (1)
 ¿La Argentina está fuera del riesgo sísmico, con uso atómico? Recordemos algunos accidentes atómicos argentinos, ya que por lo que estamos viendo en el Japón, los factores ambientales y geológicos se suman a las fallas humanas, en el tema atómico.
 1.- El 30 de junio de 1983 la central nuclear de Embalse sufrió un grave incidente que no llegó a descargar material radiactivo al ambiente. Sin embargo se hablo de “fallas en el diseño, errores en los documentos y procedimientos, y desaciertos en la organización interna”.
El IRS, que es la oficina de las Naciones Unidas con sede en Austria que centraliza los informes sobre incidentes, dice esto.
La CNEA, ocultó por tres años en comunicar lo sucedido al IRS y dicho hecho vio la luz la revista Der Spiegel, que tuvo acceso a 250 informes secretos, lo publicó en Alemania en 1987.
 2.- El segundo accidente nuclear Argentino fue el ocurrido en el reactor RA-2 el día 23 de septiembre de 1983, al parecer por una grave falla humana y que desencadenó una excursión de potencia en el reactor de investigación denominado RA-2, el cual se encontraba emplazado en el Centro Atómico Constituyentes, una dependencia de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) ubicada en el partido de General San Martín al 1400 de la Avenida General Paz, límite entre dicha jurisdicción y la Ciudad de Buenos Aires. Las personas del lugar (Villa Maipú, San Martín) rememoran que es dicha época murió una cantidad anormal de personas de cáncer, que vivían en las inmediaciones.
 
Nunca hubo una evaluación oficial al respecto. Hasta el día de la fecha, este ha sido el accidente de mayor gravedad ocurrido en la historia del desarrollo nuclear argentino, con consecuencias letales para el técnico a cargo de los ensayos, además de otras 17 personas, en principio y de manera oficial, fueron afectadas por diferentes niveles de irradiación. Muchos años antes El RA-2 ya estuvo en estado crítico, ello en Julio de 1966 (2).
 
Los riesgos concretos
 
Además de las teorías de Richter, quien supo embaucar a Juan D. Perón en los ´50, y el legado de la Isla Huemul, base para la formación del Instituto Balseiro, siempre existió una atracción por lo nuclear, la supuesta “pertenencia” al “club” que dominaba la ruptura del átomo, y que funcionaba más que nada como una propaganda, más que como hechos concretos en beneficio del pueblo argentino. Los gobiernos de facto dictatoriales, mal llamados militares, siempre pusieron mucho presupuesto y empeño en engordar el mito nuclear. Existen grandes riesgos, a pesar que sean ocultados sistemáticamente por todas las administraciones, según expone el Ingeniero Montenegro, especialista en el tema y con un libro escrito (2).
Para Montenegro: “… Hay que entender porqué Argentina no está exenta de tener un accidente nuclear nivel 7 en la escala INES – el pero posible-…” y luego se explaya: “Si los gobiernos de la nación y algunas provincias no aprenden la lección de Fukushima estaremos condenados a repetir sus mismos errores. Solo que después de grandes accidentes nucleares no suele haber una segunda oportunidad”.
 
1.- Actividad sísmica: es un mito, por ejemplo, que la zona de Embalse Rió Tercero no sea zona “sísmica” actividad sísmica. La central de Embalse en Córdoba está localizada sobre la falla de Santa Rosa, en una región donde ya se han registrado movimientos sísmicos importantes: magnitud 5,5 e intensidad VII en 1947 y magnitud 6,0 e intensidad VIII en el año 1934. La "falla del frente occidental de la Sierra Chica" se extiende desde Carlos Paz hasta Berrotarán y Elena. Su potencial peligro respecto de la generación sísmica es desconocida. En la región también se encuentra la falla de Las Lagunas, cercana a Sampacho —localidad destruida por un sismo en 1934— que llega hasta Río Cuarto. En conclusión embalse es sísmico y peligroso. Viven en la zona de influencia, 4 millones de personas. Por supuesto, la CNEA salió a través de la inefable TELAM (pasquín de un gobierno antes que una agencia oficial) a negar que lo de Japón pueda pasar en nuestro país… La mentira o la incorrección difundida con método, un clásico de la maquiavélica rosca gobernante (2).
 2.- Fallas técnicas: según informes técnicos sustentados, “los reactores Candu tienen fallas inherentes a su diseño que explican por ejemplo las numerosas descargas de agua pesada radiactiva descargadas al lago de Embalse, que habrían ocurrido en febrero-marzo de 1986, agosto de 1987, septiembre de 1987, diciembre de 1987, diciembre de 1995 y octubre de 2003. Los Candú son particularmente sensibles a ciertos tipos de accidentes. El reactor nuclear Candú de Embalse tiene problemas que le son propios: 1) Mayor probabilidad de pérdida de agua pesada desde el circuito primario dada la complejidad de su tubería. 2) El reaprovisionamiento de combustible mientras continúa funcionando el reactor introduce factores adicionales de riesgo. 3) Las sucesivas fallas y roturas de los tubos de presión está relacionada con la misma aleación de Zirconio-Niobio utilizada en las tuberías de Chernobyl. 4) La combinación de uranio natural-agua pesada tiene serias implicancias en materia de seguridad. El coeficiente de reactividad es positivo, de allí que cualquier accidente que ocasione la pérdida de refrigerante pueda acarrear escape de energía. 5) El uso de agua pesada genera grandes cantidades de Tritio 3 radiactivo, y el uso generoso de Zirconio en el núcleo tiene como consecuencia un elevado potencial de reacción Zirconio-vapor de agua. 6) No está diseñado para soportar los peores accidentes que involucran extensas reacciones de Zirconio-vapor de agua, explosiones de hidrógeno y vapor de agua, y ruptura de las modalidades comunes de los ciclos de enfriamiento primarios y secundarios dentro de la contención” (2).
3.- Residuos de la muerte: embalse tiene dos sitios extremadamente peligrosos, dice Montenegro, uno muy protegido por "barreras de ingeniería", el corazón del reactor, y otro menos protegido estructuralmente, el depósito de combustible nuclear agotado. Allí están depositadas las barras de descarte, altamente radiactivas, que se produjeron durante sus 28 años de operación (1983-2011). Al final de su vida útil estaría acumulando más de 120.000 barras que mantienen su peligrosidad durante 1.000 a 1.500 siglos. La situación en Atucha I es similar. Si un Boeing 767 impactara contra esos depósitos, el combustible nuclear se fragmentaría y los residuos radiactivos, transportados en altura por la corriente convectiva del incendio, podrían diseminarse. El viento generaría sucesivas "plumas de contaminación" o nubes. Chernobyl y Fukushima han mostrado que esta contaminación puede afectar zonas muy extensas, incluso a gran distancia de los reactores accidentado (2).
4.- Contaminación de las aguas: “Embalse por ejemplo libera al lago, entre otros, Tritio 3, Zirconio 95, Cesio 137 y 134, Estroncio 90, Cromo 51, Niobio 95, Cerio 141 y 144, Gadolinio 153, Iodo 131, Rutenio 106 y 103, Cobalto 60, Antimonio 125, Bario 140, Manganeso 54, Plata 110 M, Zinc 65 y Curio 51. El aire –en tanto- recibe Tritio 3, Xenón 133, Xenón 135, Kriptón 85, 85 M y 88, Niobio 95, Zirconio 95, Cerio 144, Rutenio 103. Cerio 141, Antimonio124 y 125, Cobalto 60, Hierro 59, Plata 110m y Iodo 131. Todos son de riesgo y dado que algunos tienen vidas medias largas como el Tritio 3 (12,3 años), el Cesio 137 (30,1 años), el Estroncio 90 (28,7 años) y el Cobalto 60 (5,2 años) es muy posible que se hayan acumulado en las cadenas alimentarias del lago y del suelo. El Cesio 137, químicamente similar al potasio, ingresa por ejemplo en tejido muscular y el Estroncio 90 –similar al calcio- en tejido óseo. Dado que el gobierno de la provincia de Córdoba no controla a NASA –la operadora de la central- se ignora lo que está sucediendo. En Atucha I –donde las principales descargas se vuelcan al río Paraná- la situación es parecida” (2).
 
Atucha II, mejor no construirla… mejor dejar de subsidiar tanta corrupción
 
Hace 30 años que existe el proyecto de la “siempre casi terminada” Atucha II. El Ingeniero, Héctor Rodríguez Salas recomienda, directamente, dejar de gastar esfuerzos en centrales atómicas: “las centrales atómicas funcionan con mucho calor y eso acorta su tiempo de vida útil, todo lo contrario de una central hidráulica que trabaja con agua”.
Para la Organización “Greenpeace” (3) no están claros los objetivos del desarrollo nuclear en muchos países del tercer mundo. Además de la especulación bélica, en muchos casos no resulta redituable sus otras aplicaciones, salvo las medicinales, dado que el costo total de la obtención de energía eléctrica, y de acuerdo a parámetros modernos de tratamientos de residuos. Para Greenpeace, Argentina debe “desnuclearizarse” para permitir crecer una nueva matriz energética: se deben suspender los proyectos de expansión de la actividad nuclear ya que son gigantescas fuentes de dilapidación de recursos económicos escasos del Estado Nacional. Ponen también de resalto que “cada KWH producido por energía nuclear es de un costo económico mucho más elevado que cualquier otra fuente energética”.
También influyen factores políticos, como el desastre de la política energética del gobierno kirchnerista, quienes habrían ocultado los altos costos de producción y construcción, a través de los subsidios y permanentes erogaciones: “… y mediante las cuales el Estado Nacional que cubren las deficiencias económicas y pasivos ambientales en toda la cadena de producción nucleoeléctrica: minería de uranio, fabricación de combustibles nucleares, operación y mantenimiento de centrales atómicas y absorbiendo el pasivo económico y ambiental de los residuos nucleares e instalaciones que quedarán en desuso”.
Atucha “II” terminará costando más de U$S 4.000 millones de dólares, una enormidad, un verdadero monumento a la corrupción de la democracia.
Valga como paradoja que Atucha II fue un proyecto de la dictadura militar de Videla, Viola y Galtieri. Los contratos para la construcción de Atucha II fueron firmados en mayo de 1980 y ratificados por la Junta Militar en julio de ese año.
La idea energética, como parte de un plan de desarrollo atómico que hoy ya no existe, dado que existen “otros parámetros” muy diferentes a nivel global por parte de la Agencia Internacional de Energía Atómica (IAEA) se ha observado que el diseño de Atucha II es absolutamente impropio en la era post-Chernobyl. Atucha II debería ser totalmente rediseñada y mejorados los sistemas de seguridad, lo que implicaría una enorme inversión y desarrollo, cosa que no podemos afirmar que esté ocurriendo.
 
Atucha III
 
La errática política energética Argentina ha llevado a una crisis por la cual el país se ve obligado a importar petróleo y gas. La producción energética no alcanza y se debe “repacificar” con gas líquido importado a precios extraordinarios. Esta desgracia producto de la política Menemista junto a socios menores como los Kirchner y futuros kirchneristas por el Señor Parrilla de Neuquén (que festejaron la venta de YPF y Gas del Estado) producen el paradojal efecto de “fomentar” indirectamente la ampliación de una base de generación inapropiada, costosa, peligrosa y cara. Según Greenpeace, Atucha II costará en definitiva U$S por cada Kilovatio que sea instalado, un verdadero disparate.
Hoy, se habla de seguir adelante, sin haber siquiera evaluado los accidentes como el de Chernobil y el de Fukushima, ni que el Congreso haya debatido al respecto. Existen anuncios sobre la promoción del complejo tecnológico de la Comisión Nacional de Energía Atómica en Pilcaniyeu, provincia de Río Negro, se quiere reciclar Embalse (alargar su vida útil) y avanzar con la construcción de la denominada cuarta central que también se emplazaría en la localidad de Zarate, con el consabido riesgo de contaminación.
Mientras muchos ponían el ojo sobre el problema Botnia, los uruguayos también reclamaron por Atucha, a través del parlamentario izquierdista Jorge Saravia, que respondía al entonces presidente Tabaré Vázquez, agregando informes contrarios al respecto. Así, denunciaban el peligro de que la central a los pies del Paraná se transforme en otro “Chernobil”.
Todos los gobernadores argentinos, los más prebendarios y corruptos aún, quieren su “juguete nuclear”… Al noreste del país, la nación y el gobierno de Formosa pretenden instalar junto al río Paraguay un reactor Carem de 150 MW. Se desconocen los estudios de impacto ambiental y no ha habido consultas públicas. Este reactor es experimental… nunca se armó un reactor de tales potencias y características.
Resulta llamativo que el gobierno argentino —y Formosa— siga adelante con este proyecto experimental sin haber consultado previamente al gobierno de Paraguay y sin que se conozca la posición de los paraguayos (2).
 
Conclusiones: el mundo propone frenar y revisar, la Argentina no
 
Mientras todo esto ocurre, Alemania a través de su canciller, Ángela Merkel, aplazó por tres meses la extensión de la vida útil de 17 reactores nucleares, y un día después paralizó "temporalmente" las 7 centrales más antiguas de Alemania. Hasta el 17 de marzo de 2011, 10 de los 31 países que poseen reactores nucleares de potencia anunciaron la paralización de nuevos proyectos y dispusieron una profunda revisión de su seguridad (2). El presidente Barack Obama pidió que Estados Unidos examine "cómo mejorar la seguridad y el desempeño de sus centrales nucleares" (5) y hasta Hugo Chávez también anunció la suspensión del incipiente programa para construir una planta nuclear con fines pacíficos en Venezuela.
Un accidente nuclear en la Argentina es posible, y se verá incrementado con los nuevos emprendimientos y las “prolongaciones de vida” que los técnicos pretenden tanto en Embalse como en Atucha. En esta localidad, un accidente 6 ó 7 en la escala INES es posible, y dada la proximidad de Lima, Zárate a la Ciudad de Buenos Aires una “pluma” radioactiva solo llegaría en horas a una ciudad inmensa y sin ningún tipo de prevenciones, tanto para afrontar la crisis como para apagar los riesgos de derrames o explosiones.
En realidad, el problema ya está con nosotros. Según datos de la Autoridad Regulatoria Nuclear (1998) los valores de Tritio 3 en aguas del Embalse de Río Tercero, en Córdoba, son 32 a 520 veces más altos que los medidos en el río Paraná en inmediaciones de Atucha I. Las cifras de Tritio 3 en el agua potable que consumen los pobladores de Embalse, en tanto, son 34 a 367 veces más altas que las registradas en agua subterránea (potable) de pozos situados 5 kilómetros al sur de Atucha I (provincia de Buenos Aires) (2).
Solo queda rezar porque Fukushima no se repita en “Fuku-Lima”…
 
José Terenzio
(2)               http://www.alainet.org/active/45211&lang=es
Montenegro, R.A. 2007. "The nuclear programme of Argentina and the creation of nuclear-free zones for reducing risks of nuclear facilities". In: "Updating International Nuclear Law", Eds. H. Stockinger, J. Van Dyke, M. Geistlinger, S. K. Fussek y P. Marchart, Ed. NW Verlag, BMW Berliner Wissenschaftsverlag & Intersentia, Wien-Graz, pp. 259-284.
- Dr. Prof. Raúl A. Montenegro es Biólogo, profesor titular de Biología Evolutiva en la Universidad Nacional de Córdoba. Presidente de la Fundación para la defensa del ambiente (FUNAM) y Premio Nóbel Alternativo 2004 (RLA, Estocolmo, Suecia) raulmontenegro@flash.com.ar


 

viernes, 27 de mayo de 2011

Demencia nuclear





Vandana Shiva
Global Research


Fukushima ha planteado, una vez más, las preguntas eternas sobre la falibilidad humana y la flaqueza humana, sobre el egotismo humano y la arrogancia humana cuando el ser humano se imagina que puede controlar la naturaleza. Los terremotos, el tsunami, la fusión nuclear accidental en la planta de energía nuclear de Japón son recuerdos de su poder que nos da la naturaleza.

La revolución científica e industrial se basaba en la idea de que la naturaleza está muerta y que la tierra es materia inerte. La tragedia en Japón es una llamada de advertencia de Madre Natura –una alarma para decirnos que está viva y es poderosa-, y que los seres humanos son impotentes a su lado. Los puertos, aldeas y ciudades arruinados, los barcos, aviones y coches barridos por las furiosas olas como si fueran pequeños juguetes son avisos de que debemos corregir la suposición de que el hombre pueda dominar la naturaleza con tecnología, instrumentos o infraestructura industrial.

El desastre de Fukushima nos invita a reconsiderar la relación de la humanidad con la naturaleza. También plantea preguntas sobre el denominado “renacimiento nuclear” como respuesta a la crisis del clima y la energía. El presidente del Instituto de Investigación de Energía y del Medio Ambiente, Arjun Makhijani, hablando en la Conferencia de Ley Medioambiental de Interés Público, dijo que el “renacimiento nuclear” necesitaría 300 reactores cada semana y dos o tres plantas de enriquecimiento de uranio por año. El combustible gastado contendría 90.000 bombas de plutonio al año si se separase. Se necesitarían entre 10 y 20 millones de litros de agua diarios.

Después del desastre de Fukushima, China, Alemania, Suiza, Israel, Malasia, Tailandia y las Filipinas están reconsiderando sus programas de energía nuclear. Como señala Alexander Glaser, profesor adjunto del departamento de ingeniería mecánica y aeroespacial de la Universidad Princeton: “Hará falta tiempo para comprender todo el impacto de la inimaginable tragedia humana que se desarrolla después del terremoto y el tsunami en Japón, pero ya es evidente que la propuesta de un renacimiento nuclear global terminó ese día”.

En toda India, aumentan los movimientos contra antiguas y nuevas plantas de energía nuclear. Se han propuesto plantas de energía nuclear en Haripur (Bengala Occidental), Mithi Virdi (Gujarat), Madban (Maharashtra), Pitti Sonapur (Orissa), Chutka (Madhya Pradesh) y Kavada (Andhra Pradesh).

La planta nuclear de Jaitapur de 9.900 MW, que consiste de seis reactores nucleares, en la aldea Madban, distrito Ratnagiri, Maharashtra, será la mayor planta de energía nuclear del mundo si se construye. La empresa de ingeniería nuclear Areva, propiedad del Estado francés, y el operador estatal indio Nuclear Power Corporation of India firmaron un contrato por 22.000 millones de dólares en diciembre de 2010 en presencia de Nicolas Sarkozy, presidente de Francia, y de Manmohan Singh, primer ministro indio, para construir seis reactores nucleares.

A la luz del esperado aumento en pedidos después del acuerdo Francia-India, Areva comenzó a contratar a 1.000 personas al mes.

Jaitapur es un área propensa a sufrir temblores y terremotos. Sin embargo, no hay ningún plan para las 300 toneladas de desechos nucleares que serán generadas por la planta cada año. La planta necesitará unas 968 hectáreas de tierra agrícola fértil, que según el gobierno es “estéril”, que incluyen cinco aldeas.

Jaitapur es una de numerosas plantas de energía nuclear propuestas sobre una estrecha franja costera de tierra agrícola fértil de los distritos Raigad, Ratnagiri y Sindhudurg –se calcula que la generación total de energía será de 33.000 MW-. Es la región que el gobierno de India quería que se declarase patrimonio de la humanidad bajo el programa de El Hombre y la Biosfera de la UNESCO. Los aldeanos de la región Konkan han estado protestando contra la planta nuclear. Han formado Konkan Bachao Samiti y Janahit Seva Samiti y se han negado a aceptar cheques por la adquisición forzosa de tierras. Diez gram panchayats [gobiernos locales] han renunciado para protestar contra la violación de la 73ª Enmienda.

En Jaitapur se han implantado órdenes prohibitivas y no se permite que se reúnan más de cinco personas. El 18 de abril de 2011, la policía disparó a los manifestantes contra el propuesto Parque de Energía Nuclear en Jaitapur. Uno murió y ocho resultaron gravemente heridos. La planta nuclear de 2.800 MW planificada en Fatehbad, Haryana, implica la adquisición de 608 hectáreas de tierra fértil de cultivo. Ochenta aldeas están protestando: dos agricultores han muerto durante las manifestaciones.

Se planea una planta de energía nuclear en Chutkah, Madhya Pradesh, donde 162 aldeas fueron desplazadas anteriormente por la represa Bargi. Cuarenta y cuatro aldeas se resisten a la planta de energía nuclear. El doctor Surender Gadakar, físico y activista antinuclear, describe la energía nuclear como una tecnología para hervir agua que produce grandes cantidades de venenos que tienen que hay que mantener aislados del entorno durante mucho tiempo. El plutonio que se produce como desecho nuclear, tiene una vida media de 240.000 años, mientras la vida promedio de los reactores nucleares es de 21 años. Hasta ahora no existe un sistema seguro probado para la eliminación de los desechos nucleares. El combustible nuclear usado tiene que enfriarse constantemente y cuando fallan los sistemas de enfriamiento nos vemos ante un desastre nuclear. Es lo que ocurrió en el reactor nuclear 4 de Fukushima.

La concentración en combustibles fósiles, emisiones de CO2 y el cambio climático permitieron que de repente se presentara la energía nuclear como “limpia” y “segura”. Pero la tecnología de la energía nuclear consume más energía de la que general si se tiene en cuenta la energía necesaria para enfriar combustible gastado durante miles de años. En India los costes de la energía nuclear son todavía mayores porque las plantas de energía nuclear tienen que apoderarse de tierras y desplazar gente. La planta nuclear Narora en Uttar Pradesh, que está a solo 125 kilómetros de Delhi, desplazó cinco aldeas. En 1993 hubo un gran incendio y casi una fusión nuclear en Narora.

El mayor coste de la energía nuclear en India es la destrucción de la democracia y de los derechos constitucionales. La energía nuclear tiene que debilitar la democracia. Lo vimos durante el proceso de la firma del Acuerdo Nuclear EE.UU.-India. Lo vimos en el escándalo de “dinero por votos” durante la moción de censura en el Parlamento. Y lo vemos cada vez que se planifica una nueva planta nuclear. La física Sowmya Dutta nos recuerda que el mundo tiene potencial para 17 teravatios de energía nuclear, 700 teravatios de energía eólica y 86.000 teravatios de energía solar. Las alternativas a la energía nuclear son mil veces más abundantes y millones de veces menos peligrosas. Ejercer presión a favor de plantas nucleares después de Fukushima es pura demencia.

La doctora Vandana Shiva es directora ejecutiva del Navdanya Trust.

Navdanya International – 24 de mayo de 2011

Fuente: http://www.globalresearch.ca/index.php?context=va&aid=24963

sábado, 21 de mayo de 2011

Bomba Tsar – La explosión más fuerte jamás creada


Tsar bombLa bomba Tsar. ¿alguna vez se preguntaron cuál fue la liberación simultanea de energía más poderosa producto de la mano humana? yo sí, y mi curiosidad me llevó a investigar y quedar sorprendido por lo que leí. Corría el año 1961 y la guerra fría amenazaba con calentarse rápidamente. Ambas potencias, y sus países satélites, transformaban la Tierra en un tablero de ajedrez geográfico nunca antes visto. Entre los juegos de espías, pujas economicas, guerras satélites y demás muestras de “quién era más macho” estaban las prubas nucleares. El resultado científico de estas pruebas importaba muy poco en realidad, eran hechas con la intención de decir “mi bomba es más grande que la suya”. Es así que la URSS creó la “tsar bomba”. Esta bomba tenía un poder de liberación de energía total de 100 megatones, unas 100 millones de toneladas de TNT -para que se den una idea de lo descomunal del poder de esta bomba, una bomba de 1 megatón puede hacer desaparecer a la isla de Manhattan del mapa. Actualmente la bomba promedio del arsenal de Estados Unidos, la W80, tiene 150 kilotones (unas mil veces menos)-. El nombre clave de la nueva bomba era “Ivan” y fue construida en sólo 15 semanas utilizando partes de otras bombas. Su funcionamiento era en base a etapas de detonaciones múltiples de bombas de Hidrogeno, es decir que eran varias bombas H explotando simultáneamente.
Apurados a trabajar velozmente, y cuando no con la manía que tenían los soviéticos de hacer las cosas a lo apurado, y todo atado con alambre, la bomba terminó pesando 27 toneladas métricas y un avión TU-95 tuvo que ser ampliamente modificado para poder cargarla. Tsar bombYa que era tan grande que no pasaba por las puertas de la bahía de carga. Diferentes medidas fueron tomadas para asegurarse de que los pobres pilotos volvieran a casa. Entre ellas pintar el avión con pintura reflejante -para disminuir el calor-; y anexarle un paracaídas a la bomba para darles tiempo de poner los motores a máxima potencia y alejarse lo más posible de la bola de fuego.
Todo ya estaba listo el 30 de Octubre del 61 y del total de 100 megatones se decidió bajar la intensidad a 50, reemplazando el material radiactivo de una de las fases de Hidrogeno. Claro, era muy difícil saber que podría pasar, el temor opacaba incluso hasta los egos moscovitas. Volando a una altura de 15 mil metros sobre la bahía de Mityushikha el TU-95 arrojó a “Ivan” sobre el punto exacto designado en el área de pruebas nucleares Novaya Zemlya. La bomba explotaría a las 11:32 am a una altitud de aproximadamente 4 mil metros. Las dimensiones de la explosión fueron tales que el destello luminico fue visible a más de 1000 kilómetros de distancia e incluso el choque sonoro tardó 49 minutos en viajar ese trayecto. Con el equivalente a 3800 bombas de Hiroshima, estructuras de madera a más de 100 kilómetros fueron totalmente destruidas. El poder fue tal que hasta ventanas en la lejana Finlandia volaron en pedazos. Como si todo esto no hubiera bastado para demostrar el poder de la bomba, la onda de choque recorrió 3 veces la Tierra antes de disiparse.
Un equipo de investigadores, que fue enviado posteriormente a tomar fotografías del area, quedó impresionado al ver el paisaje surrealista de la zona. Rocas y estructuras se habían derretido y mezclado con el terreno formando una superficie plana que se expandía por 25 kilómetros. Cálculos posteriores establecieron que si “Ivan” hubiera explotado con sus 100 megatones de energía la explosión podría haber desbalanceado el clima terrestre. A esto Estados Unidos respondió con una serie masiva de pruebas nucleares con bombas “menores” pero ya nunca más se volvió a largar una tan poderosa como “Ivan”.

bombaTsar Bombatsar bomba

Actualización: Me preguntaba si quedaron huellas de tal explosión así que, y siendo lo primero que se me vino a la mente, entre a Google Maps. Esta es la isla de Novaya Zemlya, y para mi este es el punto de detonación De la bomba.

LA HERMANA NO NUCLEAR

DE LA BOMBA TSAR

Hace unas semanas les hablé de la explosión más grande, producto de la mano humana, jamás creada. Esta fue la bomba Tsar, que era una bomba atómica de 100 megatones. Luego de escribir dicho artículo comencé a preguntarme: ¿y cual fue la mayor explosión no nuclear producto del hombre. Se sabe dónde fue o cómo ocurrió?. Les sorprenderá enterarse no sólo de que sí se saben todos estos datos, sino el que que se mantuvo en secreto durante décadas. Y no es sólo el hecho histórico de haber sido la explosión no nuclear más grande de la historia lo que la hace tan interesante. Sino que detrás de esta explosión hay una historia que transcurre en la plena Guerra Fria; cuando tras unos serios robos de tecnología por parte de la Unión Soviética, la CIA decide tomar venganza en una operación de contra-espionaje. Utilizando la tecnología robada como un arma de doble filo para sabotear un conjunto masivo de gasoductos de la URSS. El suceso se dio a conocer décadas después de haber ocurrido en el libro de T.C. Reed At the Abyss: An Insider’s History of the Cold War”, quien fuera un alto funcionario del Cocejo de Seguridad Nacional durante la era del Presidente Reagan.
Dentro de la guerra fría, la guerra económica estaba a la orden del día. Europa no era más que un satélite dividido en territorios por los que pasaba la gran puja de poder entre los Soviéticos y los Estadounidenses. Como no es de extrañarse, uno de los factores de principal importancia durante éste período era asegurarse el mercado Europeo, y no siempre se hizo de manera limpia. Los eventos que iniciaron el sabotaje comienzan cuando la Unión Soviética recurre a una fuerte red de espías para mejorar sus gasoductos intercontinentales, e incluso, a sobornos y partidismo en Europa Occidental para asegurarse así una fuerte cantidad de ingresos mediante la exportación de millones de toneladas de gas natural. Sin embargo sus anhelos económicos se vieron limitados por su ceguera intelectual, ya que el comunismo consideraba la cibernética, genética y en gran parte el diseño de “inteligencias artificiales” como “pseudo-ciencias burguesas”. Tarde se dieron cuenta de que estas areas eran fundamentales para la dominación tecnológica, por lo que Estados Unidos les sacó una ventaja más que considerable en todos éstos campos. Este retraso en sus modelos de software les obligó a tener que conseguirlo por medio de espías. Pero la CIA estaría preparada y arbitrariamente dejaría pasar un software muy particular. Particular porque muy profundo en su código contendría un mecanismo durmiente que haría un desastre absoluto en el sistema de control de los gasoductos. Reed cuenta: “En orden de descomponer el suministo de gas Soviético, es decir sus ganancias monetarias de Occidente, y la economía interior Rusa, el software del gasoducto que debería correr las bombas, turbinas y válvulas estaba programado para enloquecerse y, después de un intervalo de tiempo decente, resetearía la velocidad de las bombas y la configuración de las válvulas produciendo una presión muy por arriba de la que las juntas de la tubería podrían soportar [...]“.

La magnitud de la explosión fue tan monumental que el fuego pudo verse desde el espacio, incluso partes de las gruesas paredes del gasoducto puedieron encontrarse a mas de 80 kilometros del lugar. La onda de choque fue tal A pesar de que no se registro ninguna víctima humana el daño económico fue terrible, incluso ahora se considera una de las causas de peso que llevaron a la crisis económica Soviética. Esto no es de extrañar si tenemos en cuenta que la explosión no fue lo único que causó el daño. Sino que para cuando se dieron cuenta del software contaminado, les llegó la tétrica realización de que a ese punto les sería imposible saber que equipo, de la gran cantidad de equipos substraídos mediante espionaje, estaría contaminado y cual estaría limpio. En si toda Rusia se convirtió en una bomba de tiempo y la incertidumbre de saber que en cualquier momento una explosión similar podía volver a ocurrir.



lunes, 9 de mayo de 2011

Adiós a energía nuclear se paga en efectivo





Análisis
Por Gunter Pauli *


Con lo que tiene a mano y gastando menos, Alemania puede liderar un movimiento mundial para financiar la salida de la energía nuclear, propone Gunter Pauli en esta columna exclusiva.

BERLÍN, 2 may (Tierramérica).- Las tecnologías necesarias existen y están en uso para decir adiós a la energía de origen nuclear, creando empleos y ahorrando dinero.

Las 442 centrales nucleares situadas en 30 países generan 375 gigavatios (GW) de electricidad; 16 naciones construyen 65 nuevas para producir unos 63 GW.

Estados Unidos opera la mayor cantidad de generadores (104), más que Francia (58) y que Japón (48). Unas 212 plantas en funcionamiento tienen más de 30 años y, como no se sabe a ciencia cierta durante cuánto tiempo pueden ser seguras, la canciller alemana Angela Merkel ordenó clausurar todas las que tuvieran más de tres décadas.

La relativa decadencia de la generación nuclear estaba clara antes del desastre de Fukushima.

En 2010 la Unión Europea (UE) tenía 143 centrales, bien por debajo del pico de 1989, cuando funcionaban 177.

Se dice que la energía nuclear puede suministrar electricidad a menos de 6 centavos de dólar por kilovatio/hora (kWh). Pero el costo verdadero --si se incluyen los subsidios, los seguros contratados, el apoyo financiero y los gastos de eliminación de desechos radiactivos-- es de 25 a 30 centavos por kWh.

A pesar de las enormes subvenciones y la protección legal, los reactores nucleares produjeron en 2010 menos electricidad que las fuentes renovables.

Ahora que los océanos Pacífico e Índico están vedados para nuevos proyectos nucleares, la cuestión es cómo hará el mundo para generar electricidad renovable y a precio razonable.

The Blue Economy (La economía azul) nos propone usar lo que tenemos y estudiar la competitividad de las innovaciones sin esperar subsidios.

Algunas fuentes de calor y electricidad podrían reconvertir el panorama de las energías renovables. Las tres innovaciones clave son:

1) turbinas eólicas verticales ubicadas dentro de las torres de transmisión de alto voltaje ya existentes;

2) rediseño de las instalaciones municipales de tratamiento de aguas servidas para combinarlas con el aprovechamiento de residuos urbanos orgánicos y sólidos a fin de producir biogás;

3) generación combinada de calor y electricidad con discos fotovoltaicos de dos caras ubicados en contenedores equipados con rastreadores ópticos que concentran los rayos solares.

Si Alemania decidiera complementar 500 de sus 9.600 instalaciones de tratamiento de aguas con generadores eficientes usando la tecnología de la empresa Scandinavian Biogas, que hoy funcionan en Ulsan, Corea del Sur, el suministro eléctrico podría llegar a cinco GW.

El biogás es una forma predecible de generación –nadie duda del sostenido suministro de basura orgánica y aguas servidas-- y por lo tanto proporciona estabilidad a la red eléctrica.

Mediante turbinas verticales de diseño francés Wind-it colocadas en un tercio de sus 150.000 torres de transmisión de alta tensión, Alemania podría generar más de cinco GW a una fracción del costo de la electricidad nuclear.

Hay 1.900 vertederos de basura en Alemania. Si se ocuparan sólo 100 hectáreas en 100 de esos terrenos muertos con generadores combinados de calor y electricidad de la empresa sueca Solarus, se obtendrían 1.830 kilovatios térmicos y 610 kilovatios eléctricos por hectárea, y el suministro potencial se incrementaría en 18,3 gigavatios térmicos y en 6,1 gigavatios eléctricos.

El calor se puede usar para reducir la demanda de energía para calentar agua, el principal rubro de consumo eléctrico de los hogares alemanes.

El consumo diario de electricidad en Alemania es de aproximadamente 70 gigavatios/hora (GWh) y la energía nuclear aporta algo más de 20 por ciento, o sea 15 GWh.

Estos cálculos demuestran que con sólo una fracción de la infraestructura existente es posible reemplazar toda la energía nuclear (5+5+6,1 GWh). El costo de producción de cada una de estas alternativas es de dos centavos de dólar o menos por kWh. El traslado de la energía nuclear a la red eléctrica cuesta hoy 5,6 centavos por kWh.

El otro beneficio obvio es la creación de empleo. Alemania, que ya es líder mundial en exportación de tecnologías verdes, podría ubicarse como el mayor exportador del mundo de energía verde.

Sin embargo, el factor más poderoso de una estrategia para abandonar la energía nuclear es que la diferencia de precio --3,6 centavos de dólar por kWh-- para los 15 GW hoy suministrados por reactores nucleares producirá un beneficio anual caído del cielo de 6.900 millones de dólares.

Este flujo de caja, producido por la eficiencia de tecnologías simples, podría bastar para financiar durante 10 años el abandono de la energía nuclear.

Así se conseguiría consenso, pues las empresas de energía tendrían una salida, fundada en el valor de sus activos, y se les retribuiría el abandono de la opción nuclear.

La clausura forzosa de los reactores más viejos ya abatió el valor de esas centrales en alrededor de 25 por ciento, y la incertidumbre actual probablemente conduzca a una caída de sus acciones. Pero no será difícil encontrar una solución que permita el abandono de la fuente nuclear ampliando los beneficios para todos y reduciendo los riesgos.

Alemania puede convertirse en un eje financiero mundial de la salida de la opción nuclear, asentada en el pago en efectivo y el consenso.

Éste es el objetivo final de la economía azul: responder a las necesidades básicas de todos con lo que tenemos a mano y ofrecer productos y servicios necesarios que sean buenos para la salud humana y el ambiente a un costo más bajo, al mismo tiempo que se crea capital social. Todo parece indicar que podemos alcanzarla más rápido de lo que pensábamos.

* * Gunter Pauli, empresario y autor de la obra “The Blue Economy”. Derechos exclusivos IPS.



Accidente de Fukushima sugiere "grandes brechas" en seguridad nuclear: Jefe de ONU

Accidente de Fukushima sugiere "grandes brechas" en seguridad nuclear: Jefe de ONU
El secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon, dijo el día 10 que el accidente en la planta nuclear Fukushima de Japón mostró "grandes brechas" en los esfuerzos de la comunidad internacional para enfrentar fallas en la seguridad.

"Fukushima ha generado preguntas sobre la seguridad nuclear y sobre el futuro del uso nuclear", dijo Ban en la Tercera Sesión de la Plataforma Mundial para Reducción de Riesgos de Desastres, sostenida en Ginebra.

"Los eventos recientes sugieren que existen grandes brechas en cómo las sociedades y el sistema internacional piensa y actúa sobre las fallas en la seguridad nuclear", dijo.

El secretario general también anunció un encuentro de alto nivel sobre el uso seguro de la energía nuclear, que se realizará el 22 de septiembre durante una sesión regular de la Asamblea General de la ONU.

Antes de llegar a Ginebra, Ban viajó a Bulgaria y Turquía en una gira de una semana por Europa. Durante su estancia en Ginebra, también asistirá a la inauguración del Segundo Foro Internacional sobre Deporte para la Paz y Desarrollo.(Xinhua - mayo 10, 2011)







martes, 19 de abril de 2011

Contaminación radioactiva en México, la Historia

(AGRANDAR PULSANDO IMAGEN)

Publicado por Darío Ogaz Feb 14, 2011


Chihuahua 1984

Historia del crimen

Valentín Cardona
19 de diciembre de 2000

“En cuanto a los problemas futuros y dependiendo de las dosis recibidas deberá pensarse en la posibilidad de neoplasias, leucemias, cambios degenerativos (no neoplásicos) acortamiento de la vida y efectos genéticos en descendientes, por lesión en células germinales del individuo expuesto”.

Esta herencia trágica y contundente para México, fue dada a conocer “en un informe secreto”, un año después del “peor accidente nuclear en la historia de Norteamérica” por el doctor Carlos Armendáriz Carrillo, en ese entonces asesor médico de la gerencia de Seguridad Radiológica de la Comisión Nacional de Seguridad Nuclear y Salvaguardias (CNSNS).

La vida y destino de millares de mexicanos fueron decididos por el Centro Médico de Especialidades de Ciudad Juárez cuando internó ilegalmente al país una vieja bomba de cobalto con una fuente cuya actividad se estimó en 1003 Curies (Ci). La historia surgió el 17 de enero de 1984, cuando un camión que transportaba bases para mesa de acero colado paso cerca del Laboratorio Nacional de los Alamos, en Nuevo México, las alarmas para detectar radiación sonaron.

Las investigaciones realizadas por autoridades americanas, llevaron a la CNSNS al origen de la contaminación radiactiva: El “Yonke Fénix” de Ciudad Juárez, Chihuahua. 41 días antes había sido depositado en él, una fuente radiactiva de cobalto 60, contenida en la cabeza de una bomba de cobalto de la marca Picker, el equipo había sido desechado por el “Methodist Hospital” de Lubbock, Texas, y adquirido por la empresa X-ray Equipment Co. de Fort Worth, en el mismo estado.

El Centro Médico de Especialidades de Ciudad Juárez, compró el viejo equipo a X-ray Equipment a finales de 1977 y ante la falta de técnicos calificados para su ensamble, la almacenaron.

A principios de diciembre de 1983, Vicente Sotelo Alardín, encargado de mantenimiento del Centro Médico, desmanteló el equipo por instrucciones del jefe de mantenimiento del hospital, ignorante de lo que hacía y con los golpes, la pastilla que contenía el cobalto 60 se fracturó, dejando escapar 6010 pequeñas partículas del material contaminante. Luego, lo subió a una camioneta pick-up con la ayuda de Ricardo Hernández y lo llevó a vender por fierro viejo al Yonke Fénix, lugar en donde las partículas se diseminaron provocando una enorme contaminación radiactiva.

Grave fue, cuando miles de toneladas del material contaminado fueron enviadas a dos grandes fundidoras; Aceros de Chihuahua, S.A. de C.V.(Achisa) y la maquiladora Falcón de Juárez S.A., quienes con el material contaminado, produjeron varillas para construcción y bases para mesa respectivamente. Achisa, por su parte envió materiales contaminados a cuando menos siete fundidoras más, de acuerdo con la CNSNS, sólo en tres se encontró contaminación: Fundival S.A. de Gómez Palacio, Durango; Alumetales S.A. de C.V. de Monterrey, Nuevo León y Duracero S.A. de San Luis Potosí. Al paso de los días crecían el número de personas y viviendas afectadas por la contaminación en todo el país, y ninguna autoridad se hacía responsable directa del problema, se llegó al extremo de improvisar a “expertos” para que realizaran labores de detección en la mayor parte del país.

El ocultamiento de la información a la población, desde todas las esferas gubernamentales, dificultó la detección de varillas contaminadas dejando de manera criminal, en pie, muchas de las construcciones contaminadas o bajo la “decisión” sobre que hacer con ellas de los mismos propietarios. En efecto, el ingeniero Hermenegildo Maldonado Mercado en esa época jefe del área de Instalaciones Nucleares de la CNSNS y actual jefe de Evaluación y Licenciamiento declaró a la revista Proceso (398), que “ha habido más reserva de la deseable” y lo atribuyó al “temor” de las autoridades ante alguna prensa alarmista que pudiera tergiversar las informaciones.”De hecho, dijo, la prensa ha buscado sangre en este accidente”. La PGR conoció de la denuncia interpuesta por la CNSNS en marzo de 1984, pero fue guardada como “secreto de estado”.





GENOCIDIO

La tragedia que llevaría a México a ocupar el primer lugar en contaminación radiactiva en América, pronto fue minimizada por las autoridades federales, “todo bajo control”, se dijo.

Más de 180 trabajadores de Achisa fueron “comisionados” para juntar con sus manos y palas la tierra radiactiva del lugar y almacenarla en bolsas y tambos… Bajo la supervisión de técnicos de la CNSNS, que mientras daban instrucciones, se protegían detrás de tambos llenos de agua.

El doctor Abelardo Lemus Rocha, accionista del Centro Médico, nada hizo para asegurar la bomba de cobalto, ni siquiera existían señalamientos sobre su peligrosidad. El hermetismo con que fue manejado el accidente nuclear, sólo tenía una explicación, Clemente Licón Baca, accionista también y miembro del Consejo de Administración de Centro Médico era al mismo tiempo oficial mayor de la Secretaría de Energía, Minas e Industria Paraestatal, a cuyo orden se encontraba la CNSNS.

18 años después, surgen irregularidades cometidas por la CNSNS, cuya misión: “Asegurar que en las actividades en donde se involucren materiales nucleares, radiactivos y fuentes de radiación ionizante se lleven a cabo con la máxima seguridad, considerando los desarrollos tecnológicos actuales”, fue olvidada por quienes participaron en la sucia operación de limpieza del país.

En efecto, rebasadas las autoridades por el tamaño del problema, se enfrascaron en buscar la justificación de su impotencia, paradójicamente Hermenegildo Maldonado Mercado realizó estudios para “justificar” el uso de las varillas contaminadas en la construcción, parte de sus conclusiones están contenidas en “el informe secreto” que elaboró para la CNSNS. En el trabajo nombrado “Criterio para determinar el uso de varillas contaminadas con cobalto 60 en la construcción de puentes” que Maldonado Mercado elaboró junto con el ingeniero Arturo Parra I, se menciona: “Como es del conocimiento general, existe una gran cantidad de varilla contaminada con cobalto 60, consecuencia de la fundición de chatarra que contenía parte del material radiactivo de una fuente de teleterapia”.

“El presente análisis tiene por objetivo, demostrar que el uso de esta varilla es factible, con un bajo riesgo (sic) para la población y que permitiría abatir las perdidas económicas para el país. Cabe señalar que el contenido de cobalto 60 de las varillas es muy variable, yendo desde 0 hasta una cantidad máxima que provoca una rapidez de exposición a contacto de 30 mR/hr, y de 3mR/hr a un metro de distancia por varilla, por lo que conviene considerar su uso racional (sic) conforme a las diferentes partes que constituyen el puente”.

Y es que, también, luego de la nacionalización de la banca decretada por José López Portillo, Achisa pasó a engrosar la lista de paraestatales del Estado. Un testigo que elaboró varios de los informes “confidenciales” para la CNSNS, explica al reportero: “En febrero de 1985, nos reunimos varias personas en Veracruz, para realizar una reunión de trabajo confidencial sobre la gravedad del asunto de Chihuahua. Se nos dijo que se trataba de un asunto de seguridad nacional”. Nuestro testigo aseguró que la función de la CNSNS es la de “salvaguardar” la seguridad de la población mexicana y no la de “proteger la economía” de una empresa productora de varilla. El problema, dijo, fue la cantidad de varillas y alambrón contaminado que el gobierno había adquirido de la fábrica, entonces se buscó justificar la “no devolución”. Lo grave, enfatizó, es que “se permitió de manera criminal el uso de miles de toneladas de material contaminado”. De acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la situación de México en el número de muertes por neoplasias malignas es aterradora, y en efecto, mientras en 1983 murieron por este mal 13,915 hombres y 16,651 mujeres, en 1993 aumentó la cifra a 21,128 hombres y 23,811 mujeres, lo que representó un aumento descontrolado de muertes del 52 y 43 por ciento respectivamente, contra el 16 por ciento de crecimiento en la población de hombres y 18 por ciento en mujeres. Las cifras disponibles hasta 1995 son aún peores: 60 por ciento en incremento de muertes, contra 21 por ciento de aumento en la población.

LAS PRIMERAS VICTIMAS

Cuando Vicente Sotelo regresó del Yonke Fénix, dejó parada la camioneta Datsun blanca propiedad del Centro Médico en la calle de Aldama entre Azucenas y Gardenias por 40 días, luego la llevó al frente de su domicilio, en Aldama número 1981 Colonia Altavista, donde permaneció 10 días más, en un barrio de los más densamente poblados y pobres de Cd. Juárez. Se comprobó que los habitantes de 12 manzanas alrededor del vehículo estuvieron expuestos a 200 mR/hr y que algunos niños que jugaban sobre el vehículo y personas que se metían a platicar por largas horas, pudieron haber recibido varios miles de mR/hr. Así, más de 4000 personas sufrieron los embates de la radiación por largo tiempo. Y cuando menos en 20 estados de la República Mexicana se encontraban diversas cantidades de varilla contaminada y miles de casas habitación así como edificios públicos y privados, habían sido construidos. Para efectos prácticos y estadísticos de medición de dosis recibidas, se considera que 1 Roentgen es igual a 1 rad, igual a 0.01 Gray (Gy). Un ser humano expuesto de .8 a 2 Gy podría ser dañado crónicamente; con 4 Gy se presentaría la muerte al 50 por ciento de los afectados en cuatro semanas; con 6 a 8 Gy moriría el 100 por ciento en aproximadamente tres semanas y con 100 Gy, la muerte sería casi inmediata. Los médicos asesores de la CNSNS tuvieron su primera visita médica con los afectados el 28 de enero de 1984, hasta entonces, “pudieron deducir” que el accidente a los trabajadores había ocurrido en un tiempo máximo de 10 semanas antes de su visita médica.

El doctor Guillermo Castañeda C., quién participó como asesor médico de la CNSNS, consignó en el “informe secreto”: “El total de las personas estudiadas se calcula en unas 200 aproximadamente, de las cuales unas 70 pertenecen a empleados del Yonke Fénix I. De los empleados del Yonke Fénix I, 68 comenzaron a ser estudiados en el hospital General de Zona No. 35 del IMSS por ser derechohabientes. Los irradiados, vecinos de la camioneta abandonada, comenzaron a ser estudiados en el centro de salud B de la SSA, en Ciudad Juárez”.

Los asesores médicos de la CNSNS tuvieron su primer contacto con los afectados a través del subdirector del Hospital General de Zona No. 35, Héctor Iturriaga, quién mostró a los asesores los expedientes clínicos. Dice el informe: “De 68 casos pertenecientes a trabajadores del Yonke Fénix I, se encontró que sólo 3 personas mostraban disminución de glóbulos sanguíneos: Agustín Villanueva, 16 años; Pedro Torres Abad, 28 años y Carlos Casas Díaz, 39 años. Estas personas por mostrar depresión de su médula ósea, fueron asignados para su manejo al Hematólogo del Hospital, Dr. Ignacio Aguirre Aguirre. Dichos pacientes fueron examinados por nosotros, no encontrando sintomatología aguda por radiación, sólo la disminución de glóbulos sanguíneos y uñas pigmentadas. El resto de las personas irradiadas no mostraron sintomatología ni clínica ni hematológica. En los tres más afectados se consideró que recibieron radiación a cuerpo entero en forma crónica y a dosis bajas”. Un médico que entonces trabajaba en la clínica 35 del IMSS explica: “De repente nos avisaron que recibiríamos pacientes del ‘programa cobalto’ fueron días de mucha presión, porque aparte del trabajo que teníamos nos sumaron como 60 pacientes del programa, hubo muchas improvisaciones y lo único que hacíamos era sacar sangre para hacer biometrías hemáticas, luego de poco tiempo, la gente ya no regresó; había gente que no tenía ni para pagar su camión”. El doctor recuerda: “Me acuerdo muy bien que una señora de apellido Perzabal, al parecer una de las vecinas de donde se quedó parada la camioneta murió rápido, poco tiempo después”.

Las estrategias emprendidas por los asesores médicos de la CNSNS, incluyeron “juntas para establecer objetivos”, entre otros, para “establecer los cauces de la información para centralizarla en la SSA, a través del Dr. Juan Rauda Esquivel”. En efecto, en una reunión el 2 de febrero de 1984, se debatió sobre los casos de Carlos Casas Hernández, de 14 años, “pepenador del Yonke Fénix”; Ricardo Hernández Villela, de 24 años, “quien manipuló el cilindro contenedor de la fuente y que presenta una zona cicatricial atrófica en región tenar de la mano derecha correspondiente al sitio de mayor aproximación a la fuente. Su biometría hemática dentro de límites normales”. Vicente Sotelo, de 29 años, “chofer de la camioneta, quien no presenta sintomatología por radiación, su biometría hemática dentro de límites normales”; Cecilio Ibarra Solís, de 13 años, “vecino que jugó arriba de la camioneta. No presentó signos ni síntomas de radiación, su biometría hemática dentro de límites normales”.

Victoria Salcido Gallegos, de 40 años; Margarita Arroyo Bravo, de 53 años y Victoria Salcedo Saldivar, de 42 años, “vecinas de la camioneta que permanecieron en la vecindad de la misma un tiempo importante. Sus biometrías hemáticas dentro de límites normales. El resto de los vecinos fueron estudiados en el Centro de Salud B de la SSA en Ciudad Juárez, no mostrando sintomatología ni alteración hematológica”. El informe concluye: “Los pacientes más afectados de ambos grupos que presentaron signos y síntomas por radiación y los que desarrollaron un síndrome hematopoyético par radiación y su evolución cromológica, se describirán a continuación, y posteriormente los estudios cromosómicos y su relación con las dosis recibidas. Se estudiaron los 10 pacientes que a continuación se enumeran por haberse considerado hasta el momento, los más afectados: Agustín Villanueva García, Pedro Torres Abad, Carlos Casas Díaz, Benito de la Rosa Zapata, Vicente Sotelo A., Ricardo E. Sotelo Rodríguez, Tomás Saucedo Quiroga, Ricardo Hernández Villela, Carlos Casas Hernández, Carmen Perzabal Padilla”.

En 1991, Benjamín de la Rosa, de 59 años y trabajador del Yonke Fénix, murió a causa de un extraño cáncer en los huesos, su familia y doctores culparon al cobalto.





EL PAIS DEL MIEDO

El 22 de julio de 1993, Helen Ingram, directora del Centro Udall para estudios de politicas públicas de la Universidad de Arizona envió un reporte a Carol Browner, administradora de la Agencia de Protección al Ambiente de los Estados Unidos, el informe dio cuenta del análisis que la Univesidad de Arizona realizó para la formación del Proyecto México-Estados Unidos para la Protección del Ambiente en la Frontera. Como “prioridades no analizadas con la suficiente seriedad” la Universidad de Arizona destacó: “Materiales Radiactivos y residuos. Esta recomendación merece cuidadosa atención, prevención y preparación. La región Texas-Chihuahua es víctima de las consecuencias de un inadecuado desecho de equipo médico cargado con cobalto 60; las consecuencias han sido dramáticas y todavía no resueltas. El impacto potencial de esos residuos podría aun en pequeñas cantidades ser desastroso, como aquellos inadecuados manejos de residuos y materiales peligrosos”.

Luego de que entre 1977 y 1992 fueron cerrados seis de los más grandes confinamientos de residuos radiactivos en los Estados Unidos, los científicos descubrieron que dosis bajas y constantes de radiación causan cáncer, malformaciones y mutaciones, con mayor frecuencia que al recibir altas dosis en pocas exposiciones, también, se hicieron patentes enfermedades raras, muertes, contaminación de mantos acuíferos, erosión de tierras, mutaciones y radiación en flora y fauna entre otros efectos. Fue hasta el mes de noviembre de 1984 cuando se depositó el material contaminado en el sitio conocido como la piedrera cercano al ejido “El Vergel”, para esto, fue necesario cambiar la ubicación en tres ocasiones y mover las miles de toneladas de material contaminado aumentando los riesgos de nuevas contaminaciones. Fueron entonces más evidentes las decisiones políticas que las de protección urgente a la comunidad y al medio ambiente.

La herencia no escoge: 18 años después del “accidente”, miles de “casos raros” como mutaciones y malformaciones surgen por doquier, y muertes por “etiologías desconocidas” son justificadas por los médicos en nuestro país.

EL ASESINO INVISIBLE

La denuncia interpuesta por la CNSNS en la Procuraduría General de la República (PGR) bajo el mando de Sergio García Ramírez “contra quien resulte responsable”, no rindió frutos en el sexenio del presidente Miguel de la Madrid Hurtado, tampoco la que interpuso la Secretaría de Salud. Clemente Licón Baca, señalado como el dueño de Centro Médico, se desempeñaba como oficial mayor de la Secretaría de Energía Minas e Industria Paraestatal, encabezada por Francisco Labastida Ochoa, quien llevó al fracaso al Programa Nacional de Energía. El “accidente” nuclear se dio cuando Emilio Gamboa Patrón era secretario particular del presidente; Manuel Bartlett Díaz, secretario de Gobernación; Guillermo Soberón, secretario de Salud; Arsenio Farell Cubillas, secretario del Trabajo; Carlos Salinas de Gortari, secretario de Presupuesto y Marcelo Javelly Girard, secretario de Desarrollo Urbano y Ecología, todas ellas, dependencias relacionadas en la solución al accidente nuclear.

Pero no eran los únicos lazos que Licón Baca mantenía con el poder, antes, se había desarrollado como gerente de operaciones comerciales de los Fideicomisos de la Cera de Candelilla; asesor del director general del Departamento de la Industria Militar; asesor económico y administrativo del coordinador general de COPLAMAR; asesor del director general de la Comisión Federal de Electricidad; tesorero del gobierno de Chihuahua; asesor del gobernador del estado de Chihuahua; asesor del gerente general de la Compañía Exportadora-Importadora Mexicana y coordinador general de campañas senatoriales y gubernamentales del estado de Chihuahua.

El doctor Abelardo Lemus Rocha, segundo de Licón Baca, aceptó que la bomba de cobalto fue depositada en las bodegas de la institución, también, que nunca se alertó a los trabajadores de la peligrosidad del aparato. Dijo tener una confesión ante notario y gravada en videotape en el sentido de que Vicente Sotelo había robado la bomba (Proceso 413), en el mismo número, Sotelo desmintió a Lemus y aseguró que fue acosado y obligado a firmar el documento.

Siete años después, cuando ya nadie se acordaba del “accidente” de Ciudad Juárez, Vicente Sotelo fue aprendido, se le acusó de “robo y por atentar contra la salud pública”, en la cárcel le apodaron “El Cobalto” y en 1993, recuperó la libertad. El doctor René Franco Barreno, opositor al establecimiento del cementerio nuclear en Chihuahua, exdiputado y miembro del PRI en ese entonces, tal vez no se percató del alcance de su discurso, dijo a los medios en 1984: “¿Qué autoridad tiene derecho moral de poner precio a la salud pública? Todo lo hicieron a escondidas y mal. La Comisión de Salvaguardias hizo apenas su debut en este caso; la verdad, es que estamos en pañales en asuntos de radiaciones. Juegan con la salud, juegan con nuestra economía, juegan con todo”.

FUENTE ORIGINAL: pinchar aquí







REPORTAJE: ¿QUE ESTÁ FALLANDO?

Retorno a Chernóbil

Cerca de 3.500 personas trabajan para cerrar el sarcófago de la central nuclear, uno de cuyos reactores estalló hace 25 años. EL PAÍS visita las ciudades fantasma de la zona de exclusión

PILAR BONET | Chernóbil (Ucrania) EL PAIS 17/04/2011

En el cuarto de siglo transcurrido desde el accidente de Chernóbil, la central nuclear ucrania y sus alrededores se han transformado en un espacio en el que se entretejen realidades y mitos. Chernóbil, a 120 kilómetros al norte de Kiev, fue clausurada en 2000, catorce años después del accidente. Sin embargo, mientras las cargas radiactivas de su interior no sean almacenadas de forma estable y segura, la central sigue siendo un problema pendiente.

Los "liquidadores" que combatieron la catástrofe forman un contingente de 219.000 personas en Ucrania

Fueron evacuados 130.000 residentes y cerca de 25.000 fallecieron por causa del accidente

Un consorcio internacional ha comenzado a construir la nueva cubierta para el sarcófago que protege el reactor número 4, el que hizo explosión en la madrugada del 26 de abril de 1986. La futura cubierta, en forma de arco de 105 metros de altura, impedirá las filtraciones de agua y también las fugas de radiactividad. Con su protección y la ayuda de robots, tal vez un día sea posible acometer el desmontaje del reactor. La semana próxima, los donantes internacionales se reúnen en Kiev. Su fin es conseguir 740 millones de euros para acabar de financiar la infraestructura necesaria para la seguridad de Chernóbil y el almacenamiento de sus residuos.

De momento, las excavadoras remueven la tierra junto a la central y el polvo que levantan ha incrementado el nivel de radiación, según constata, dosímetro en mano, el biólogo Igor Chizhevski, mi guía en un viaje por la zona de exclusión de 30 kilómetros. El periplo de dos días cuesta 470 dólares e incluye una pernoctación en Chernóbil: su casco urbano está situado a 15 kilómetros de la central a la que ha dado su nombre. Lo organiza una de las agencias autorizadas por el Ministerio de Emergencias.

La zona de exclusión en torno a Chernóbil tiene un radio de 30 kilómetros, donde trabajan cerca de 3.500 personas. La mayoría se desplaza desde Slavutich, la ciudad (fuera de la zona de exclusión) que sustituyó a Prípiat como lugar de residencia de los trabajadores del sector nuclear.

Prípiat fue fundada en 1970 a poco más de un par de kilómetros de la central y cuando ocurrió el accidente tenía casi 48.000 habitantes. Todos ellos fueron evacuados en contados días en un éxodo que afectó a 130.000 personas, sumadas otras localidades cercanas. La que fuera una ciudad confortable y bien abastecida es ahora un paraíso para los fotógrafos, no solo por ilustrar el triunfo de la naturaleza sobre lo urbano, sino también por las imágenes que inspira. En una escuela, sobre un pupitre, hay un tocadiscos con un disco (la sinfonía 40 de Mozart) y un cuaderno del curso 1983-1984 entreabierto por una página en la que alguno de los pedagogos escribió: "El grupo está formado por 36 personas...". En una guardería, todas las muñecas han sido disfrazadas con máscaras antigás. Son "naturalezas muertas", composiciones forzadas en un escaparate de ruinas.

Prípiat fue acuñando su imagen de ciudad fantasma. Tras ser evacuada, la localidad funcionó parcialmente durante más de una década. Igor Chizhevski cuidaba unos invernaderos experimentales desde 1993 y también iba a la piscina. Los nadadores eran tantos que había que "pedir hora", explica frente a un agujero de 25 metros de longitud, aún forrado de azulejos. Cuando la central de Chernóbil se cerró en 2000, las actividades cesaron simplemente porque se cortó el suministro energético.

En Prípiat estaba Yupíter, una fábrica militar secreta identificada solo con un número. Camuflada como productora de magnetófonos, Yupíter "hacía piezas para la industria de defensa", afirma Nina, que trabajó en aquella empresa. Tras el accidente, los talleres de Yupíter siguieron abiertos. "Los años noventa fueron terribles. Los sueldos eran de miseria", explica. En Yupíter se instalaron "unidades de especialistas en energía atómica que participaban en la descontaminación de la central", explica Vladímir Jolosha, presidente de la agencia estatal responsable de la zona de exclusión.

En los talleres desmantelados de Yupíter quedan filtros, válvulas y roscas esparcidos por el piso de cemento. Las instrucciones de seguridad que aún pueden encontrarse entre los escombros llevan fechas de los noventa. "Se llevaron el metal para venderlo. No por afán de lucro, sino por desesperación. Había que sobrevivir", dice Nina, que hoy cobra el equivalente a 280 euros como encargada de la residencia de Chernóbil. En los noventa, su sueldo no llegaba a los 10 dólares. En teoría, está prohibido sacar objetos de la zona sin los debidos controles de radiación, pero el contrabando de metales, maderas, ladrillos y enseres ha sido un fenómeno crónico.

Todo lo que podía ser vendido ha desaparecido en Prípiat: barandillas, bañeras y radiadores de metal, cañerías, cables y muebles. Desafiando el tiempo, queda el papel: periódicos con las consignas del Partido Comunista, libros de marxismo, juegos infantiles de inspiración militar y escudos de la URSS.

La zona evoca un inquietante parque temático. Hay en ella barcos abandonados que transportaron materiales para construir el sarcófago y cementerios de vehículos y aviones usados en las tareas de descontaminación, como el de Rossoja, el más grande. El entorno más secreto, al que no llegamos, tal vez fuera Chernóbil-2, una ciudad militar al servicio de unas instalaciones de radar ultramodernas que podían detectar los lanzamientos de cohetes en Estados Unidos. Fantasmales son las siluetas rojizas que debían convertirse en el quinto y el sexto reactor, y el gigantesco silo que debía almacenar el combustible utilizado. Este proyecto de 1999, auspiciado por el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo e iniciado por la empresa francesa Framatome, nunca llegó a terminarse y "constituye un monumento a la incompetencia y también al derroche por los que nadie ha respondido", afirma una fuente europea del sector energético.

En la zona de exclusión viven unas 210 personas, de las cuales cerca de 100 residen en Chernóbil. Otras hacen turnos, como Nina, que pasa 15 días en esta localidad y 15 días en Kiev. La residencia donde trabaja fue erigida para los especialistas, pero aloja también turistas. Siete mil visitantes vinieron a Chernóbil en 2010, y este año se esperan más. Nina trae sus provisiones y procura no probar los alimentos locales. Los turistas comen en la cantina de los trabajadores de la central.

En las aldeas derruidas viven familias que se resisten a marcharse o que regresaron tras ser evacuados, como Vasili y Motrona Lavrienko, que recibieron casa en Kiev, pero volvieron a Teremtsí, su aldea, situada en un lugar idílico, en la confluencia del río Prípiat con el Dniéper. Los Lavrienko trabajaron en los servicios de navegación fluvial hasta que estos fueron suprimidos, porque no eran rentables y porque Bielorrusia "vendió sus lanchas a Nicaragua", según cuenta Vasili, que a sus 55 años es el más joven del pueblo. En Teremtsí, dice, viven 30 personas. La familia Lavrienko es trabajadora y hospitalaria. Su jata (modesta vivienda rural ucrania) está ordenada y limpia. Motrona nos ofrece un plato de aromático pescado frito. Lo han pescado en el Dniéper y no deberíamos comerlo sin medir su radiación. Teremtsí es un entorno relativamente limpio.

Los Lavrienko pagan por la electricidad, que era gratuita antes del accidente. La cocina es calentada por un horno de leña e iluminada por una bombilla de bajo consumo. "Nos la trajo nuestra hija", afirma Vasili. La hija, de 40 años, y la nieta, de 20, viven en Kiev. Desde que subió el precio de la gasolina vienen menos a Teremtsí. "Mi hija quiere venir aquí cuando se jubile, y mi nieta se crió aquí", afirma Motrona. Los Lavrienko tienen su propio huerto, sus gallinas, un cerdo y una yegua. Se desprendieron de la vaca porque el buey más próximo estaba a 25 kilómetros, en territorio de Bielorrusia. Según la normativa, los Lavrienko son ilegales en su propia casa. En la práctica, son una realidad aceptada por las autoridades. Camionetas de abastecimiento recorren los pueblos de la zona y venden leche, aceite, mantequilla, pan y otros comestibles a los campesinos.

Al caer la noche, el silencio es absoluto en el pueblo de Chernóbil, aunque el alcohol fluye en abundancia entre los trabajadores que se reúnen tras la jornada en un café. Todos se preparan para celebrar el 25º aniversario. Repintan la iglesia y el monumento a los bomberos que fueron víctimas de la radiación, cuando les enviaron a la central sin la protección adecuada.

En Kiev, Yuri Andréyev, presidente de la Unión de Chernóbil de Ucrania, calcula que miles de personas (la cifra que suele manejarse es de 25.000) murieron por causas vinculadas de forma directa o indirecta con Chernóbil. Los "liquidadores" (profesionales de distintas especialidades que combatieron la catástrofe) forman un contingente de 219.000 personas en Ucrania, señala Andréyev, un ingeniero que era jefe de turno del segundo bloque el 25 de abril de 1986. Andréyev recibió una dosis de radiación de primer grado, pero la aguantó "de pie" sin pasar por la clínica. Posteriormente tuvo que ser operado de un tumor en las cuerdas vocales. Andréyev acusa al Gobierno de haber liquidado los programas de construcción de viviendas para inválidos y de paralizar la evacuación de las familias que residían en zonas contaminadas fuera del perímetro de la zona. Andréyev prepara una manifestación de protesta porque el Gobierno quiere desvincular las subidas de pensiones de las compensaciones a los veteranos de Chernóbil.

Mientras tanto, en otro barrio de Kiev, Mijaíl Grishankov y Valentín Odégov opinan que ya es hora de poner orden en la proliferación de liquidadores. Los dos son miembros de la asociación Hermanamiento, que integra a veteranos de Chernóbil y de Afganistán. Cuando ocurrió el accidente eran oficiales de destacamentos especiales del Ministerio del Interior. A Odégov le mandaron a apagar un incendio sin informarle de la naturaleza radiactiva del mismo, pero a los pocos días le hicieron volver a Kiev "para asegurar el orden público en la carrera de bicicletas del 1 de mayo". A Grishankov le mandaron a evacuar a la población. "Metía a la gente en autobuses casi con lo puesto, rodeaba el pueblo de alambre de espino, ponía un centinela para que no saqueasen el pueblo", cuenta.

Los ucranios están hoy divididos sobre la energía atómica. Un 66,2% opina que las centrales nucleares de su país no son seguras, frente a un 27,1% que opina lo contrario, según una encuesta del Instituto de Gorshenin realizada en marzo. Un 54,9% teme que la avería en la central de Fukushima pueda repercutir negativamente en su salud y un 5,2% vincula el futuro de Ucrania a la energía nuclear. Un 38,7% es partidario de las energías alternativas; un 28%, de explotar los yacimientos propios de gas y petróleo, y un 17,4%, de apoyar la industria del carbón. Además, un 81,9% de los ucranios consideran peligrosa la central de Chernóbil y el 85,1% se oponen a la construcción de un depósito de residuos radiactivos en su país.

Ucrania tiene cuatro centrales nucleares que producen cerca de un 50% de toda su electricidad. Kiev, sin embargo, se replantea la ambiciosa estrategia que preveía la construcción de 20 nuevos reactores de un millón o más de kilovatios cada uno para 2030. Esta estrategia está en proceso de "corrección" y sus objetivos van a "rebajarse", señala Natalia Shumkova, vicepresidenta de la compañía EnergoAtom, dependiente del Ministerio de Energía. Las correcciones, matiza Shumkova, tienen que ver con las realidades económicas y son anteriores a Fukushima. Del accidente en la central japonesa, Ucrania "está sacando todas las conclusiones organizativas y técnicas pertinentes, pero debemos esperar un poco para hacer planes. Debemos reflexionar antes de tomar decisiones que afectan al desarrollo energético, la economía y el destino del Estado", afirma.




Consejos en caso de alarma nuclear

Radiaciones, el mal silencioso

La tragedia de Japón ha puesto en alerta al mundo, de nuevo, sobre el peligro que suponen las radiaciones en el ser humano. Los expertos ofrecen consejos prácticos en caso de alarma nuclear.

“La radiación ni se ve ni se huele, pero sus efectos son a largo plazo, y dañarán la salud y el medio ambiente durante años”, asegura el radiobiólogo Eduard Rodríguez-Farré. Hoy el planeta tiene los ojos puestos en el desastre ocurrido en la central nuclear de Fukushima (Japón) y se difunde el miedo a la posible contaminación por las radiaciones.

En el país del sol naciente las poblaciones circundantes al desastre han sido desplazadas a refugios seguros y ha sido proporcionado a la población más expuesta, yoduro de potasio (KI). Este compuesto es una forma común de sal, similar a la sal de mesa que protege a la glándula tiroidea de la radiación y el consiguiente cáncer causado por el yodo radioactivo. Hasta la fecha, en Fukushima “22 personas se han visto expuestas a radiación”, según informa el ministro portavoz de Japón, Yukio Edano.

Qué hacer en caso de alarma nuclear

Los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de EE.UU. dan las pautas básicas en caso de alarma radiactiva, según recoge el diario español El Mundo. Es indispensable encerrarse en un lugar que tenga el mínimo contacto con el aire del exterior, mantener las ventanas cerradas y apagados los sistemas de ventilación.

También las mascotas deben de protegerse del contagio para no ser un foco de radiactividad tras la alarma. Según estos expertos resulta necesario preparar un "kit" básico de supervivencia con alimentos, bebidas, dinero, linternas, pilas, medicamentos y objetos personales, y aconsejan mantener la radio encendida para estar informados por las autoridades en todo momento.

Dar un remedio para las partes contaminadas es tarea más complicada. Rodríguez-Farré argumenta que, ante la principal vía de contacto con los contaminantes, la inhalación, son sólo efectivas las pastillas de yodo. El experto también añade que "el contacto con la piel se elimina limpiando y cepilla+ndo el cuerpo, el pelo y las uñas con detergente y desechando la ropa".

Efectos del cuerpo humano

Rodríguez-Farré explica que existen más de sesenta contaminantes radiactivos distintos en el núcleo de un reactor nuclear.

“Los que tendrían mayores consecuencia para la salud humana serían el yodo, el estroncio 90 y el cesio”, indica. Y añade que “el yodo afecta directamente y deja mutaciones en los genes, pudiendo desarrollar el cáncer de tiroides; el estroncio se acumula en los huesos durante treinta años y continúa irradiando el organismo y el cesio queda depositado en los músculos”.

Otras consecuencias posibles de una exposición intensiva a las radiaciones son: malformaciones, cáncer de piel, cataratas, destrucción de la glándula tiroides, cáncer de pulmón, leucemia, problemas de estómago y daño en los sistemas de reproducción, informa también el mendionado diario español.

El efecto de las radiaciones, afirma el radiobiólogo, “se va bioacumulando, es decir, va pasando de un ser vivo a otro y va empeorando”. El medio ambiente, por tanto, se ve igualmente afectado cuando la contaminación se infiltra en la cadena nutritiva. A los vulnerables humanos sólo nos queda tomar el máximo de medidas posibles para aminorar esos efectos.